Sunday, 28 de April de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1285

Josep Maria Casasús

LA VANGUARDIA

"La distancia ya no es el olvido", copyright La Vanguardia, 11/5/03

"Mil muertos por un incendio en China interesan menos a la prensa española que tres muertos por un incendio en Zaragoza. Para seleccionar y jerarquizar noticias el periodismo se ha regido durante años por esas recetas que combinan distancia y cantidad.

Los autores franceses de principios del siglo XX dieron a esta fórmula el nombre de ?règle du mort kilométrique?. Uno de los primeros tratadistas españoles del periodismo, Alfonso Ungria Gargallo, la describió así en ?Grandeza y servidumbre de la prensa? (Ed. España, Madrid, 1930, p. 59): ?Puede establecerse como regla matemática, en lo que se refiere a los accidentes, que su importancia periodística varía con el número de víctimas y el alejamiento de los lugares?.

Es una ley relativa, como casi todas las que se formulan en teoría del periodismo. Nació con la prensa moderna, en la segunda mitad del siglo XIX, a medida que los progresos en la captación y transmisión de noticias obligaron a seleccionar un material periodístico que era cada vez más abundante.

El periodismo antiguo no tenía necesidad de seleccionar. El flujo informativo era muy pobre y la prensa podía insertar todo lo que se recibía en la oficina de redacción. Las leyes profesionales de la selección de sucesos se configuraron a medida que la circulación de noticias se hizo más densa. En concreto, la ley que prima el valor de la distancia en la selección informativa es propia de una etapa de la modernidad en que los desplazamientos humanos eran aún lentos y escasos.

Todas las leyes del periodismo son relativas. Sobre todo aquellas fórmulas que se han convertido en obsoletas debido a los progresos del contacto humano internacional potenciado por el acortamiento técnico de las distancias. El periodismo no es inmune a los efectos de la globalización. La distancia kilométrica pierde peso en el periodismo de la posmodernidad. Se han acortado distancias para las noticias y para las enfermedades. La epidemia de neumonía que afecta ahora a China es un caso típico.

Es una epidemia que hoy interesa a todos.

Enfermedades olvidadas

Los sistemas de selección de noticias deben adaptarse a los cambios, pero obligan a afinar criterios y valores al servicio de los intereses legítimos y de las expectativas de los lectores y lectoras.

Una carta que la lectora Margarita Colls Prat me envió el pasado domingo plantea interrogantes de fondo sobre la función de la prensa actual. Resumo sus reflexiones.

Dice de entrada: ?Tengo un hijo viviendo en China, en la ciudad de Hangzhou. Cada mañana mi corazón se pone a prueba al leer titulares de la prensa o al ver cabeceras de telediarios, aunque luego al comunicar con mi hijo constato que la impresión dada por estos medios no se corresponde con la realidad. Ni él ni ninguno de sus conocidos saben de ninguna persona que haya contraído la enfermedad, lo que no evitó un pie de fotografía, publicada en ?La Vanguardia?, en que se mostraba un vecino de esta ciudad con la casa precintada en cuarentena?.

La lectora cuestiona dos valores periodísticos. Uno: ?Aun admitiendo que el número de afectados sea el doble del declarado, no dejarían de ser 10.000 o 12.000 personas en una población de más de 1.300 millones de habitantes. ?Se correspondería realmente el impacto generado con la realidad de la situación??. Otro: ?Las miles de muertes que provoca regularmente la malaria en África no suelen merecer dos líneas informativas. Sin hablar del ébola, la tuberculosis no erradicada (en la misma China) y las distintas epidemias que asuelan países del tercer mundo?.

Esta lectora opina a continuación: ?Todo lo expuesto vale para todos los medios de comunicación. Hasta ahora no he podido constatar ninguna excepción al respecto. Sin embargo, tenía fundadas esperanzas de que ?La Vanguardia? sí lo fuera, por cuanto en otras ocasiones se ha desmarcado del sensacionalismo informativo generalizado (una de las razones por las que soy suscriptora). Concretamente, al principio de la invasión de Iraq por Estados Unidos, este diario publicó una excelente serie de Bru Rovira titulada ?Las guerras olvidadas de África?. ?No sería ahora una magnífica ocasión para hablar de las ?epidemias olvidadas? de África??.

El defensor se hace eco de las sugerencias.

LA EXPANSIÓN DEL INGLÉS acorta también distancias culturales. Los errores cometidos en este idioma no pasan, pues, inadvertidos. La lectora Marta Martín Martín me escribió el pasado martes para señalar lo siguiente: ?El pasado domingo (4 de mayo) ?La Vanguardia? publicó un artículo sobre profesores españoles en Estados Unidos. En él se hacía referencia al himno americano y a que los alumnos recitaban cada mañana el ?Pledge of Alliance? (sic), que se tradujo por ?promesa de alianza?. Sin embargo, hay un error, imagino porque la entrevista se hizo por teléfono y ?alliance? (fonéticamente alaians) suena de forma parecida a ?allegiance? (aligens), que es la palabra correcta y que significa ?fidelidad?, pues lo que se recita es una promesa de fidelidad a la bandera de Estados Unidos?. Una fidelidad nacionalista.

LOS NACIONALISMOS aludidos por el Papa en Madrid motivaron cartas. Alfonso Martín Sort, de Las Rozas (Madrid), dice que la prensa ha reseñado que el Papa fustigó los nacionalismos ?exasperados?. Según este lector el Papa dijo ?exacerbados?. Y Joan Comes, de Barcelona, sostiene que la prensa interpretó mal contra quién iba dirigido este aviso papal. Dice este lector: ?Se refería al nacionalismo español. Para la mayoría que le escuchaba la única nación es España?."