Sunday, 05 de May de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1286

Josep Maria Casasús

LA VANGUARDIA

"La grandeza de la letra pequeña", copyright La Vanguardia, 8/6/03

"Una lectora me encargó la semana anterior que formulara a la redacción de ?La Vanguardia? unas preguntas intencionadas: ??Los datos electorales de todas las poblaciones de Catalunya los dieron en letra pequeña para que no se vieran los errores? Hay que tener muy buena vista para leer algunas cosas del diario. ?No pueden poner letras más grandes??.

La última pregunta se refiere sólo a ciertos textos, evidentemente, puesto que todos los titulares tienen ahora un tamaño capaz de vencer cualquier dificultad de visión.

Creo que no siempre ha sido así en la historia del periodismo. En los diarios del siglo XIX y gran parte del XX dominaban tipos de letra más pequeños y espacios blancos entre líneas más apretados que aquellos que son habituales hoy en la prensa periódica.

He consultado esta impresión mía con el director adjunto de Arte de ?La Vanguardia?, Carlos Pérez de Rozas. Me aporta unos datos que transcribo por su interés.

Me explica la teoría que sobre los cambios de hábitos de lectura sostiene el erudito Gerard Unger, tipógrafo holandés, autor de tipos de letra que han tenido mucho éxito, como el Swift (el usado en el suplemento ?Cultura/s?, de ?La Vanguardia?) y el Gulliver (el usado por ?USA Today?, el diario de mayor difusión hoy en Estados Unidos).

Veamos en primer lugar los datos que plantean el enigma. En el siglo XIX la letra usada en los diarios era más pequeña a pesar de que había más dificultades para leer: impresión de poca calidad, gafas ópticas no muy precisas, iluminación escasa en las casas (en la crónica de defensor del pasado 20 de abril expliqué que la profesora Gaye Tuchman, de Nueva York, ha descubierto que la supresión del impuesto que gravaba las ventanas de los hogares ingleses en el siglo XIX fomentó que los edificios tuvieran más aberturas, y eso potenció la lectura ya que se pudo aprovechar más la luz natural).

En el siglo XXI los diarios están mucho mejor impresos, se dispone de mucha más luz para leer, y los avances de la óptica permiten disponer de lentes adaptadas a las deficiencias de visión personal de cada lector.

Al cotejar esos datos históricos cabe preguntarse por qué en el siglo XXI la tendencia de los diarios es a aumentar el cuerpo de letra de los textos. ?No es ésta una tendencia inversa a los progresos de las condiciones de lectura?

Según el citado Gerard Unger, en el siglo XIX la prensa podía permitirse abusar de la letra pequeña porque la gente tenía más tiempo para leer, y lo hacía con más tranquilidad y más concentración. Esta cultura visual cambió con la televisión. El ojo humano se ha habituado a percibir la realidad con rapidez y, además, se dispone de menos tiempo para leer. Internet también ha contribuido a que los hábitos de lectura sean menos pacientes. La letra pequeña incomoda.

Unos datos concretos sobre la historia de los tamaños de letra más habituales en los diarios: en el siglo XIX era el cuerpo 7,5, en el siglo XX, el 9,5, y en el siglo XXI el 10. Pero aún se emplea letra pequeña.

La letra que usa ?La Vanguardia? es la Times, creada por Stanley Morrison en los años 30 del siglo XX para ?The Times? de Londres (era la primera vez que se diseñaba una letra expresamente para un diario).

El cuerpo que usa ?La Vanguardia? en textos periodísticos es el 9,5 (interlineado de 10,5 puntos), excepto en secciones de servicios como la programación de televisión (un 7,5 con interlineado de 8) y en la cartelera de espectáculos (un 7 con interlineado de 8).

Las listas de resultados electorales de cada municipio a los que se refería la lectora aludida al principio de esta crónica estaban compuestos en el cuerpo 7,5. Respecto a errores advertidos en aquellos datos, publicados el pasado 27 de mayo, he atendido a otras lectoras y lectores: Elena Claveguera, Manuel Casanoves, Miquel Bosch i Obradors, y Laureà Moncunill Perramon.

Un fallo (poblaciones de la provincia de Girona que figuraban en la de Barcelona) se aclaró al día siguiente en fe de errores.

Este error y algunos de cifras se comprenden por las condiciones en las que se preparó aquel cuadernillo de doce páginas.

Me lo explican en redacción. En pocas horas se procedió al tratamiento y composición manual de datos de 946 poblaciones procedentes de la web del ministerio, por una parte, y de las listas del censo por otra.

Los lectores debemos convenir que la tasa de errores estaba proporcionada a las dificultades de esta operación compleja. Así lo admitieron aquellos que atendí por teléfono.

LA CARTELERA de espectáculos (otro coto de la letra pequeña) también ha sido objeto estos días de una queja. El lector Jordi Hinojosa Beatobe, de Vilafranca del Penedès, expone: ?El jueves 29 de mayo consulté ?La Vanguardia? para saber qué cine proyectaba la película ?Las dos torres?. Fui a Cinesa Diagonal a las 12.15 de la mañana (tal como anunciaba aquel día este diario sin más explicaciones). Mi desagradable sorpresa es que el cine estaba cerrado y la sesión matinal sólo era para festivos y fines de semana. ?No podría ser este diario más esmerado en la información que ofrece??.

Es de conocimiento común que sólo hay sesiones matinales los festivos, pero la cartelera debe avisar de ello, aunque parezca redundante. Así lo comuniqué a la sección de Cultura. Ahora ya figura esta información.

LA FECHA en la portada de Vivir es muy pequeña, me advirtió el pasado miércoles la lectora Roser Foix Vidal, viuda de Puig. Esa letra dificulta en las casas la búsqueda de un suplemento atrasado. La tipografía puede ser minimalista, pero debe ser práctica."