Wednesday, 09 de October de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1308

Josep M. Casasús

‘Me consta que diversos lectores de La Vanguardia deseaban la llegada del otoño. Algunos de ellos me habían confiado durante el pasado verano que estaban saturados de Fòrum. Concretamente, el lector Josep María Antich, con quien mantuve una charla el pasado 20 de agosto en un encuentro casual durante las vacaciones en el Pallars Sobirà, lamentó que se dedicaran tantas páginas al Fòrum barcelonés a costa de crónicas y columnas periodísticas de firmas justamente arraigadas en el horizonte de expectativas de los lectores más fieles de La Vanguardia.

Otros lectores me manifestaron opiniones similares. Lo hicieron en el transcurso de conversaciones telefónicas. En ellas aludieron al tratamiento periodístico del Fòrum, pero como un asunto añadido al motivo principal de la llamada, que era otro.

Lo cierto, me dijo uno de ellos, es que las instituciones que impulsaron el Fòrum no pueden quejarse de la prensa. Los medios de comunicación no han fallado en la promoción de esta iniciativa cultural y social.

Como defensor de todos los lectores no puedo ocultar, por supuesto, que también recibí cartas cuyos autores sostenían, por el contrario, que La Vanguardia reflejaba en exceso las opiniones y actos anti-Fòrum.

Una aclaración previa: son mensajes que me llegaron en las primeras semanas del Fòrum. El lector Alfonso V. Pérez Pedrero decía en su carta de 27 de junio: ‘Me parece realmente asombrosa la cobertura informativa que La Vanguardia realiza de los actos anti-Fòrum. No hay día que no se informe de ellos. ¿Realmente pesan más las cientos de personas que están en contra del Fòrum que los cientos de miles que han pasado por el recinto? ¿Realmente merece la pena tanta cobertura informativa de estos actos?’

A no ser que un análisis sistemático de contenido muestre que no estoy en lo cierto, mi impresión de lector atento, y crítico por oficio, es que los organizadores del Fòrum no pueden quejarse de los periodistas.

La dosis de Eurocopa que ofreció La Vanguardia el pasado verano también motivó quejas de lectores. Eran quejas de quienes consideraban que la dosis periodística sobre este acontecimiento era excesiva.

Sobre las dosis abundantes de determinadas materias en el diario, tales como el Fòrum, el fútbol o la mundanería, con sus personajes y lances, sólo se pronuncian los lectores que las consideran excesivas.

Es lógico que no escriban y no llamen quienes se sienten satisfechos, por lo menos, con la dosis servida. Pero como defensor me debo en primer lugar a quienes discrepan del tratamiento general que da el diario a los asuntos más relevantes de la actualidad.

En pleno gran despliegue periodístico sobre la formidable constelación de emociones que agitan los enfrentamientos internacionales de fútbol, el lector Andrés Soriano, me envió, el 28 de junio, esta carta: ‘Le escribo para comentarle mi sorpresa por ver que la sección de Deportes haya pasado a llamarse Eurocopa.Creo que es una decisión equivocada. El fútbol es un deporte mayoritario pero a mucha gente no le interesa o le interesan otros deportes. Parece que el fútbol se come el resto. Ver una sección con el nombre de Eurocopa hace que uno se salte esa sección para luego descubrir que el resto de deportes no aparecen por ningún otro lugar. Sería más coherente llamarlo Deportes si contiene todas las noticias de deportes. También podría separarse el fútbol del resto de deportes en secciones separadas’.

Más sugerencias de lectores sobre la ordenación de secciones y sobre la presentación del diario. A raíz de lo que publiqué el 20 de junio sobre el formato y los hábitos en la lectura de prensa he recibido muchas cartas. La lectora Isabel Pasman de Berasategui, madre de cuatro hijos varones de 7 a 14 años, me dice: ‘A nosotros nos gustaría que todos los días La Vanguardia tuviera la sección deportiva separada, la de economía separada, etcétera. Nos agrada La Vanguardia del domingo ya que le suma secciones individuales y todos podemos leer el diario al mismo tiempo. Ahora tenemos el suplemento Eurocopa.Comopadres, nos gusta fomentar la lectura del diario en nuestros hijos y al estar compactado no es tarea fácil’.

El lector Agustín Camón, de Zaragoza, me señaló con humor: ‘La información de algunos lectores de que ´les resulta más cómodo leer el abultado ejemplar de La Vanguardia de los domingos sobre la mesa del comedor´me parece de psiquiatra (y lo digo con buena intención). Y como estamos en ello le informo de que me he autopsicoanalizado y he podido constatar que lo primero que hago los domingos con el diario es desguazarlo -¿se dice así?-: Vivir por aquí, Dinero por allá, Revista por acá, Magazine por acullá, etcétera. Y, ¡qué curioso!, lo leo en un confortable sillón y, ¡mira por dónde!, tengo ambos codos apoyados donde ya puede usted suponer. ¡Qué cosas, eh!’.

Los gustos de los lectores son muy variados en relación con las formas de leer pero también, como dije, respecto de las dosis que La Vanguardia dedica a las diversas áreas. Los más activos en la discrepancia son quienes consideran excesivo el relieve y espacio que el diario concede a la vida y milagros de personajes más o menos famosos.

En este sentido me llamaron este año las lectoras Teresa Estrada e Isabel Tolrà i Roca. El lector Javier Cebrián envió en su momento esta queja: ‘Ya le escribí el 21 de enero pasado para lamentar que un diario serio como La Vanguardia publicase en portada noticias rosas (en aquel caso era Álvarez Cascos y su nueva pareja). Esta vez ha sido la ruptura de relaciones entre Cruz y Cruise. Esa noticia (?) no merece no ya estar en portada sino siquiera aparecer en este diario’.

La amenidad en un diario tiene también otros cauces, como los que han valorado varios lectores en la serie veraniega de La Vanguardia titulada Huéspedes de los árboles y dedicada a los pájaros. El lector Joan Vinyoles ha pedido al defensor que sugiera la publicación en un único documento de estos textos, del mismo modo que ya se hizo con otras series anteriores. El lector Xavier Batllori Aguilà me ha enviado una larga lista de precisiones y correcciones para que la haga llegar al autor de la serie por si se hace un libro. He cumplido también esta misión.’