Sunday, 28 de April de 2024 ISSN 1519-7670 - Ano 24 - nº 1285

Josep M. Casasús

‘Cuando a mediados del pasado mes de julio la consellera de Salut de Catalunya, Marina Geli, declaró que su departamento quería estudiar la tasa francesa del cobro de un euro por visita al médico, algunos periodistas y políticos la acusaron de lanzar un globo sonda.

‘¿A qué se refieren exactamente cuando en los diarios hablan de un globo sonda?’,me preguntó el lector Javier González a raíz de aquella iniciativa de la consellera Geli y de la más reciente del conseller Carretero sobre la división territorial de Catalunya.

Tomé buena nota porqué este lector me invitó a exponer aquí las respuestas a la consulta que me hacía. Dijo: ‘¿Lo explicará usted algún día en su artículo de los domingos? Según el diccionario, el globo sonda se utiliza sólo para estudios meteorológicos’.

-Esta locución se usa también en sentido figurado -aclaré en esta conversación-.

-Lo suponía -apostilló el lector- y seguro que ese globo forma parte de esa historia de la globalización que se inventan políticos y periodistas para ir tirando. Sería interesante que usted lo aclarase. Sospecho que el globo ése es algo negativo que afecta a la atmósfera del periodismo, y por tanto a las garantías de no manipulación que merecemos tener aseguradas los lectores de La Vanguardia.

De entrada, debo aclarar, para disipar una de las sospechas del lector, que lo del globo sonda en sentido figurado no es un invento moderno. Todo lo contrario. Es una noción muy vieja en ciencias sociales.

Ya describieron este fenómeno, con otros nombres, algunos clásicos de la retórica persuasiva en la Grecia y la Roma antiguas.

Pero es a finales del siglo XIX cuando aparece la expresión globo sonda aplicada al concepto que hoy nos ocupa en esta crónica.

Rafael Mainar y Modesto Sánchez Ortiz, el primer director memorable que tuvo La Vanguardia,están entre los primeros autores españoles de libros sobre periodismo que trataron del globo sonda sociológico.

Rafael Mainar, en el libro que publicó en 1906, definió así el ballon d´essai (denominaban este fenómeno en francés): ‘Una noticia intencionada y habilidosa para obtener una confirmación, una rectificación o un movimiento de opinión, y, en cualquiera de los casos, la información consiguiente’.

¿Por qué se lanza un globo sonda?

Sánchez Ortiz, en una obra editada en 1903, daba unas pistas: ‘Lanzando la noticia como ballon d´essai el político la rectificará en seguida que hizo su efecto, y entonces, entre dos personas responsables, a la cuenta del humilde periodista, por ser humilde, será cargada la rectificación de la noticia’.

El tratadista francés Jean-Marie Domenach completaba, casi cincuenta años después, la descripción del globo sonda:’En todos los países, a ciertos diarios y a algunos comentaristas de radio, se les encarga el lanzamiento de globos sonda.La manera de reaccionar de la opinión nacional e internacional es una preciosa indicación para orientar la política. El globo sonda se emplea, sobre todo, en la propaganda de guerra o para preparar un cambio de política exterior. Son éstas, a veces, misiones sacrificadas.Si la reacción de la opinión pública es desfavorable, o si las circunstancias cambian súbitamente, el diario o el informador encargado de lanzar el globo sonda es desautorizado y acusado de falta de seriedad, o incluso de provocador al servicio del adversario’.

Según esos autores, las citadas iniciativas de Geli y de Carretero no son auténticos globos sonda.El globo sonda genuino se lanza encubierto como un rumor o una filtración.

¿Hasta qué punto no es legítima la práctica del globo sonda en política? Tal vez sea legítima esta práctica del globo sonda aplicada al conocimiento de la reacción del cuerpo social en materias y circunstancias que no puedan provocar alarma o que no puedan causar efectos determinantes en la vida o en la actividad económica y social.

En cualquier caso son los expertos en ciencia política quienes deben pronunciarse sobre la dimensión ética de esta práctica, y son los psicólogos sociales quienes pueden orientarnos sobre si hay globos sonda inocuos.

¿Qué efectos tiene un globo sonda?

Actúa de algún modo como vacuna social. Los gobernantes inoculan en el cuerpo de la opinión pública unas dosis del cambio que quieren implantar con el fin de observar de manera controlada la reacción de las personas afectadas por decisiones relativas a asuntos como, por ejemplo, los malos augurios sobre las pensiones de jubilación o unas nuevas tasas sobre servicios sanitarios.

También sirve para lograr otros efectos más propios de la vacuna. Prepara al cuerpo social para enfrentarse al mal que le espera.

Otro uso del globo sonda es el de justificar medidas que piensan aplicar o el de impulsar iniciativas. En el caso de la Catalunya de este verano el globo sonda -no encubierto- del euro sirvió para que el 16 de julio, tres días después de lanzarlo, se constituyera un comité de catorce expertos en sanidad encargados de estudiar el gasto sanitario.

Los periodistas, profesionales en quienes los lectores delegamos que nos sirvan una información veraz y contrastada, deben evitar que el poder les utilice como vehículos incautos de globos sonda encubiertos.

De todas maneras, el globo sonda es un mal menor, un pecado venial, comparado con las operaciones de desinformación o de antiinformación a gran escala de las que fueron víctimas algunos diarios el pasado 11 de marzo, y de las que se supo librar La Vanguardia gracias a la firmeza y a la independencia empresariales y profesionales.

Nada tiene que ver, pues, el globo sonda con la globalización a la que se refería el lector, pero sí con la meteorología política, que también citó en nuestro diálogo telefónico.

METEOROLOGÍA es un término que a veces juega malas pasadas a quienes, como los periodistas, escriben con prisas, casi siempre necesarias, y por tanto inevitables.

En él se fijó el lector José Ramón Magdalena Nom de Déu. Dice en su carta: ‘El pasado 26 de agosto en la página 8 de La Vanguardia se coló de rondón una repugnante berza lexicográfico-sintáctica digna de ser ensartada con virote de ballesta por nuestro llorado maestro Dr. Fernando Lázaro Carreter, conspicuo cazador de monstruos y sabandijas de la lengua. Se lee allí: ´La metereología no acompañó la…´. No se diga que es errata y culpa del ordenador. Es de quien lo maneja. Y de quien controla el texto’.’